La fábrica se crea en 1920 y en  1936 es adquirida por Enrique  Fernández Guerrero. Se renovó completamente en 1949 tras sufrir un incendio.  El testigo lo recogió su hijo Esteban Fernández Rosado y ahora sus nietos, la tercera generación de la familia,  regenta la firma. En 2012 ha recibido el premio a la mejor empresa del año por parte de la Asociación de Empresarios de El Puerto de Santa María. (Toda la historia de la firma, aquí).
Un verdadero tesoro de maquinaría industrial situada en el centro de El Puerto de Santa María. La mayoría de los elementos que se utilizan para moler las harinas son de mediados del siglo XX, cuando a raiz de un incendio, se instala una moderna entonces maquinaría de tecnología neumática. El ejambre de tubos y conexiones son todo un espectáculo digno de ver. Sin embargo, al tratarse de un recinto aún en producción, no se puede visitar y la harina se vende en la fábrica tan sólo al por mayor. Producen distintos tipos de harinas como una especial para churros, bautizada con el nombre de “Don Churrito”, otra especial para pan, muy utilizada para elaborar pan de telera,  o su producto más famoso, la harina especial para freir pescado El Vaporcito, que si se vende en pequeños envases para uso doméstico.

Entrada a las oficinas de El Vaporcito. Foto: Cosasdecome

En estos cajones de madera, que funcionan desde la década de los 50 del siglo XX, se separan los granos de harina en función de su tamaño. Foto: Cosasdecome

El técnico molinero Santiago Peñalba delante de la nave principal de Harinas El Vaporcito, donde están situados los molinos que preparan la harina. Foto: Cosasdecome