
La tradición pastelera de la familia comienza con Manuel Guzmán, el bisabuelo de los Guzmán Cebrián, la cuarta generación de la familia que se ha incorporado ya a la pastelería con cinco hermanas: Rogeliga, Eva, Rebeca, Fernanda y Belén.
Fue en la década de los 60 cuando José Guzmán Miranda, conocido como Joselito El Chato, pone en marcha la actual pastelería. Ahora es su hijo Fernando Guzmán Mohedano el maestro pastelero.
El local reune en un mismo espacio, panadería, pastelería y cafetería, por lo que es posible desayunar o merendar en el establecimiento.
El surtido de dulces y bollería es amplio. La estrella de la casa son los «chachipos», unos bizcochos borrachos en forma de cono. El origen del nombre es desconocido para la familia «pero ya los hacia mi abuelo» señala una de las nietas que están ahora en la pastelería.
Los más solicitados son los bollos de aceite, unos bollos típicos de Cuaresma pero que hacen todo el año, las japonesas, las sultanas o las torrijas al moscatel que hacen en las fechas previas a Semana Santa. También hacen pastelería creativa e incluso hacen cursos sobre esta última materia.

Una de las hermanas Guzmán Cebrián con una bandeja de bollos de aceite, un dulce típico de la Cuaresma, aunque ya se vende todo el año. Foto: Cosasdecome
Los chachipos, un bizcocho borracho en forma de cono.