Bombonería abierta por las hermanas Carmen, María del Mar y Úrsula en el centro de Setenil. Tras heredar el local, pensaron en crear un negocio enfocado al tema del turismo. «Queríamos algo que nos gustase mucho, como el chocolate, personalizándolo y al mismo tiempo promocionando el pueblo», explica Carmen.
Los productos provienen de un obrador casero, y están hechos por encargo para conseguir que las tabletas de chocolate se conviertan en souvenires con la imagen de Setenil en la etiqueta, o para crear penitentes de chocolate con los colores de las dos cofradías de la localidad. Tienen bombones originales, como los de queso de cabra, figuras de ositos hechas a mano hasta el detalle y también unas casitas blancas que recuerdan a las encaladas paredes de la localidad serrana. Frente a producto más innovador, cuentan con los bombones clásicos de este tipo de establecimientos.
El nombre del negocio es un homenaje a su abuela materna, ya fallecida, como un homenaje a su implicación en el cuidado de las tres hermanas; los padres trabajaban y era ella en muchas ocasiones la que velaba por las niñas.
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