El lanzamiento es un homenaje del actual gerente a su abuelo paterno, que realizaba un vino con esa misma uva.

 

Varios proyectos en el provincia tratan ahora de recuperar uvas autóctonas que quedaron en el olvido, en bastantes casos desplazadas por cultivos que tenían mejor salida comercial. Es lo que le ocurrió a la uva Rey de Chiclana, una variedad común hace medio siglo que estaba a punto de desaparecer, desplazada por la palomino.

Primitivo Collantes recuperó 75 cepas en 2014 y ahora cuenta con 1.800. Lleva años «dándole vueltas» a la uva hasta que el 2018 vio claro cómo tenía que hacer el vino. El nuevo vino cuenta con dos años de elaboración, con fermentación en madera, en barricas de acero inoxidable y en botella. Ha sido realizado con el asesoramiento de Ramiro Ibáñez y se trata de un vino blanco con una graduación baja (11,5) y con un «final amable». El hollejo  grueso propio de esta uva le da una «acidez interesante y un sabor complejo», y diferente a lo que se encuentra actualmente en el mercado.

Se acaban de embotellar 1.500 botellas, que salen al mercado con el nombre de Tivo, en honor al Primitivo que fue abuelo paterno del actual, que trabajó en las bodegas y que «me metió el gusanillo cuando yo era pequeño», explica. «Tivo es un homenaje a los abuelos, que tanto han luchado y trabajado y de los que tanto tenemos que aprender. Sirva esto para no olvidarlos, para no olvidarnos de que, sin ese esfuerzo, hoy no estaríamos aquí, no seríamos nada».

El nuevo vino, hecho por completo con uva Rey, supone una recuperación de la variedad y también del vino que se hacía en la bodega en los años 70, aunque el proceso no es exactamente el mismo, pues en aquella época el vino maduraba en madera.

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