Nexo Surfhouse es un alojamiento situado en la playa del Palmar que ofrece una experiencia gastronómica cambiante en función de la temporada. En temporada baja hay menús y hay que acudir a una hora concreta para probarlos. En verano también hay cenas hechas a la brasa y a la carta.

 

En Nexo Surfhouse, en invierno, hay hora para comer, como en las casas. En verano, hay cenas a la carta con brasas. Es una de las peculiaridades más llamativas de la oferta gastronómica de este alojamiento situado en la playa de El Palmar, en Vejer, y que presta especial atención a la comida vegana.

La iniciativa es de Ainhoa Ortega y Manuel Díaz-Marta, dos madrileños que hace casi veinte años decidieron mudarse a Cádiz para vivir junto al mar. Aquí, él terminó sus estudios de Ingeniería Naval y fundó una fábrica de tablas de surf, NEXO Surfboards, mientras Ainhoa desarrollaba su tesis doctoral en Ecología Marina. «Junto con nuestros hijos, Rita y Simón, apostamos por un estilo de vida diferente, conociendo a mucha gente que acabarán siendo amigos, con los que vivir y compartir el día a día», explican.

Hace siete años abrieron en la vejeriega playa de El Palmar Nexo Surfhouse, un alojamiento para «todos los que quieren disfrutar como nosotros del surf y de la playa, una gran experiencia emocional en un ambiente especial en el que sentirse como en casa. Porque al fin y al cabo, esta es nuestra casa».

El establecimiento ofrece comida «saludable y consciente» con productos locales, frescos y de temporada. En verano elaboran un menú para los almuerzos (dos primeros y dos segundos para elegir, bebida, pan y postre, que publicitan a través de Instagram) y por la noche se come a la carta en un restaurante a la brasa, llamado El Jardín de Nexo, con variedad de carnes, pescados y platos veganos y «pensando siempre en las dietas especiales y alergias».

Este año han apostado especialmente por alternativas veganas, con ingredientes totalmente vegetales y elaboraciones «muy cuidadas para encontrar platos diferentes, sorprendentes y deliciosos. Toda nuestra comida es casera, y nos da gusto saber que mucha gente se alegra de tener la posibilidad de probar opciones nuevas y disfrutarlas tanto o más como las no-veganas». De hecho, la cocinera del establecimiento, Nuria, es vegana, y Ainhoa reconoce que lleva meses prescindiendo de los productos de origen animal sin que le haya supuesto ningún esfuerzo.

A partir de septiembre se acaban las cenas con brasas y la oferta se centra en el menú del día. Eso sí, hay que llamar antes para saber a qué hora se va a servir la comida, y también para informar sobre si se tiene alguna intolerancia alimentaria, por ejemplo. «En eso no hay ningún problema; funcionamos prácticamente como una superfamilia», explica Ainhoa.

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