El fenómeno de las meriendas gigantes llega con fuerza a la provincia de Cádiz. Un bar de Chiclana, el Café del Sur, gracias a estos batidos adornados con dulces y siropes, ha pasado en pocos meses de 3 a 15 trabajadores, ha montado un camión de venta ambulante y abrirá franquicias. Las jarras ya se sirven en bares de todas las comarcas de la provincia

Es un vámonos que nos vamos, un aquí me las den todas y un que no falte de na, todo junto. Si te tomas dos seguidos de los grandes te ponen una placa en la plaza. Hay que lanzarse a él con decisión y sin arrepentimiento. Y si alguien nos mira mal, responderle con una mijita de desprecio que nosotros no preparamos la Operación Bikini, sino la Operación Barbacoa.

Le llaman la jarrita glotona o golosa, el freaksheak y también el batigordo. Es un helado batido inmenso, casi navegable, servido en una jarra como las grandes de cerveza. Arriba se lo pone todo lo que se pueda imaginar, siempre y cuando sea dulce: donuts, xuxos, donetes, y hasta un helado clavado. Lacasitos, nubes de azúcar… De todo. El batido desafía a la ley de la gravedad, pero va apuntalado por una cañita que atraviesa el dulce y llega hasta el líquido.

En Cosas de Comé hemos iniciado una investigación sobre este fenómeno, que empezó en el extranjero y está dando con fuerza en la provincia de Cádiz. Hay dos teorías sobre el origen foráneo de esta merienda: que nació en un establecimiento llamado Patissez de Australia, y que es alemán. Patissez se autodenomina «La Casa del Freak Shake», que es como bautizaron a unas creaciones que hacen furor entre sus clientes y que tienen la capacidad de reunir casi un millar de calorías en una sola jarra. La teoría alemana dice que son una derivación de los alemanes, conocidos como milkshakes.

Sea como sea, a Cádiz parece que llegó en primer lugar por la vía germana, quizás como un compensación del karma gastronómico por lo del chucrut. La historia del feliz advenimiento empieza en un local de Chiclana, concretamente de la playa de La Barrosa, el Café del Sur. Se trata de un establecimiento que sólo despachaba bebidas, cafés y batidos. Alicia López, la propietaria y la protagonista de la imagen (cedida) que acompaña estas líneas, estaba buscando algún dulce para ofrecer también algo sólido que merendar, echó un vistazo en internet, dio con los milkshakes y pensó en adaptarlos para su local. De esto hace ocho meses. A día de hoy ha pasado de tres empleados a quince, ha tenido que reformar el establecimiento, ha puesto en marcha un camión de comida callejera (también conocidos con el nombre de foodtruck) y está creando una franquicia. Y ya apenas le piden copas. Sólo jarritas, pero muchas jarritas: cada dos semanas tiene que pedir 500 recipientes para compensar los que los clientes se llevan.

«Fue un boom», explica. El producto tuvo una aceptación rápida y enorme. Al ver lo que estaba ocurriendo reformó el local para poner batidora, máquinas y mesas frías y poder hacer frente a la demanda. Actualmente llega gente de otras provincias, como Málaga y Sevilla, para probar estas jarritas, y los fines de semana hay lista de espera para sentarse en una de las cuarenta mesas disponibles. Lo llamativo del fenómeno ha hecho, según explica, que el alcalde de Chiclana le llame para felicitarla por conseguir dar vida a una zona que sufre la estacionalidad turística.

Alicia está inmersa en dos proyectos derivados del auge de las jarritas: la creación de franquicias de Málaga, Sevilla y Madrid, y la puesta en marcha de una Foodtruck para eventos que está empezando a funcionar estos días. Cada poco tiempo renueva las recetas y va a introducir materia prima artesanal. Sus llamativas creaciones, con medio litro de batido, cuestan 6 euros.

Uno de los últimos modelos es como sigue: la cosa empieza con una jarra que contiene el batido, que deja ver el sirope en el interior y está recubierta de chocolate y almendra. Sobre la boca de la jarra descansa un donut a juego con el batido, cubierto por nata. La nata sirve de apoyo a kitkat, donetes y otras exquisiteces. El remate es un helado de cucurucho encajado en el agujero del donut y recubierto también por sirope. El conjunto también está rematado por mikados y por una pajita, que va abrazada por un donete.

El «hallazgo» también le ha dado quebraderos de cabeza. La merienda no sólo llamó la atención de los clientes, sino también de la competencia, que empezó a ofrecer productos similares. Por eso ha registrado la denominación de Jarritas Golosas o Glotonas.

Lo cierto es que cada vez son más los establecimientos que ofrecen un batido helado enorme cubierto por un montículo de dulces. Lo confirman los distribuidores hosteleros Unic, que desde hace aproximadamente un mes está notando un aumento en las ventas de las jarras que se utilizan para hacer estas meriendas.

En La Palapa de Jerez explican que un día llegó una clienta diciendo que había probado el dulce en Chiclana y pidiendo que hicieran alguna versión. Así nació lo que allí denominan en Batigordo -representado por un batman de buen año-. Son de medio litro y cuestan seis euros.

Meriendas

Los freakshakes de Kroxan, en Algeciras. Fotos cedidas

En Kroxan, Algeciras, se llaman FreakShakes. A este local llegaron hace un par de meses vía internet mientras buscaban alguna idea nueva, y vieron los de Australia. Explican que con el diseño se busca armonizar, jugar con el colorido. El batido se sirve en tres tamaños (medio litro, tres cuartos y litro) y cuesta 7. 9 y 12 euros. Desde Algeciras apuntan un dato curioso, y es que el freak gusta tanto a los niños deslumbrados por el azúcar como a adultos, para los que terminarse el batido supone un desafío.

Esta merienda también ha llegado por la vía digital a la portuense Soler, que buscaba renovar. Son los únicos que los venden en el centro de El Puerto y explican que, pese a su buena aceptación, también tiene sus peros: el tiempo de elaboración y que, con todas las cosas que lleva, tampoco es que tenga mucho margen. Aún así, la pastelería está muy contenta con el nuevo fichaje.

¿Dónde se pueden encontrar los batidos gigantes?:

  • Café del Sur: Carretera de La Barrosa, segunda pista, centro comercial Urpinsa, local 1. Chiclana.
  • La Palapa: Avenida de Lola Flores, 16. Jerez.
  • Kroxan. Calles Muñoz Cobos, 4. Algeciras.
  • Soler. Misericordia, 3 Bajo. El Puerto de Santa María.
  • Maladar. Calzada de la Duquesa, Paseo Marítimo. Sanlúcar de Barrameda.
  • La Botánica. Calle Juan Melgarejo, 2. El Puerto de Santa María.
  • El Anticuario. Plaza Vargas, 4. Jerez.
  • Gastrobar La Maroma. Calle San Daniel. Grazalema.
  • Cafetería la Tarifeña. Nuestra Señora de La Luz, 21. Tarifa.
  • Don Pan de San Fernando. Zona Comercial de Bahía Sur. San Fernando. Anuncian que lo tendrán esta temporada.
  • Cho.ca.te. en San Fernando.
  • Heladería Pingui de Algeciras. Paseo Marítimo de Getares, número 12.
  • Helados Mira. Cádiz. Paseo Marítimo número 26.

La versión siglo XXI del Pijama

Los batigordos, las jarritas golosas o las meriendas gigantes, se llamen como se llamen, son una especie de versión del siglo XXI del «Pijama» el postre gigante que se servía en las ventas y que era una especie de popurrí carnavalesco pero en dulce con varios postres del establecimiento y grandes pegotones de nata como escogida decoración.

Ahora el fenómeno, demostrando lo cíclico de la vida, revive con estas meriendas gigantes que, al fin y al cabo, logran el mismo resultado…un gran engollipamiento, algo que gusta en Cádi una jartá.

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