Un queso cremoso, un rebozado crujiente… ¿A quién no le gusta un buen queso frito? Te contamos cuáles son los mejores quesos para hacerlo y otros trucos para conseguir el aperitivo perfecto.
¿Cuáles son los mejores quesos para conseguir un queso frito memorable? ¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de cocinarlos? ¿Qué salsas pegan más? ¿A qué temperatura hay que freírlo? Te damos todas las respuestas para que puedas poner sobre tu mesa el mejor queso frito.
El tipo de queso
La respuesta no es fácil… porque hay muchas opciones. Como regla general, se aconseja que tenga un buen nivel de grasa y que se derrita sin demasiada dificultad, como ocurre con el mozzarella, el queso cheddar o el queso gouda, pero también se pueden utilizar quesos más suaves como el camembert o el brie. Lo mejor es probar hasta descubrir cuál es nuestro preferido. Aquí puedes encontrar algunas ideas.
- Queso manchego. A la hora de freírlo tiene la ventaja de ser firme, lo que mejora el resultado. Se puede elegir semicurado o fresco. Hay quien hace incisiones en el rebozado para darle un toque especial a esta receta con una hojita de albahaca.
- Queso de cabra. Su sabor y su capacidad para derretirse los hacen ideales para la receta. Una propuesta es hacer un queso frito con algunos de los que se elaboran en la Sierra de Cádiz con leche de cabra payoya.
- Queso Brie o Camembert. La fritura intensifica su textura suave y cremosa.
- Cheddar. Mantiene su forma en la sartén. Queda firme algo, pero con una capa exterior crujiente
- Queso fresco. Una experiencia diferente por su textura suave y húmeda.
- Últimamente se está poniendo de moda un tipo de fritura de queso, procedente de Venezuela, aunque no va empanado, sino recubierto por una masa. Se trata de los tequeños, que se elaboran con otro tipo de queso, el denominado llanero venezolano o similar, un queso de vaca.
Hay que tener en cuenta que un queso blando se fundirá a menor temperatura que otro más seco. También que quesos como el cheddar o el mozzarella fundirán mucho antes que, por ejemplo, un manchego curado o el queso parmesano. También hay trucos para que los quesos más blandos superen con éxito la prueba de la sartén.
Trucos para que quede perfecto
Lo primero que hay que hacer, una vez decidida la variedad, es elegir un buen queso. Si eres de los indecisos a la hora de comprar quesos online nosotros recomendamos Valle de Aras, por su gran variedad.
Vamos a ponernos manos a la obra. Imagina que quieres freír un queso blando, un queso fresco de cabra. Uno de los problemas con lo que te puedes encontrar es con que acabe derretido en el fondo de la sartén. Veamos cuál es la técnica y algunas cosas a tener en cuenta para evitar sorpresas desagradables:
Para empezar, el aceite debe estar muy caliente, a entre 175 y 180 grados centígrados. Para saber si está ya caliente, se puede echar un poco del pan rallado en el aceite. Con respecto al tipo de aceite, el de girasol dará un resultado más neutro y el de oliva aportará sabor al resultado final.
El corte del queso tiene su importancia. Un queso manchego resistirá bien en cuñas de un centímetro, pero si usamos un queso más blando es mejor que sean un poco más gruesas, de unos dos o tres centímetros. Si el queso es especialmente blando y temes que se desmorone y pierda su forma, mételo antes entre 20 y 25 minutos en el congelador.
El proceso de rebozado es clave. Se trata de conseguir un sellado que impida que el queso se salga al freírlo. Pero el proceso es sencillo: solo hay que batir huevo y echarle aceite y pimienta. Pasas el queso por esta mezcla y, después, por pan rallado. Es muy recomendable un doble rebozado, es decir, volver a pasar el queso empanado por el huevo y el pan. Hay quien pasa el queso por harina antes de sumergirlo por primera vez en el huevo. Puedes añadir un paso más para garantizar un rebozado firme: meter el queso ya listo para freír unos veinte minutos en el frigorífico.
El queso se fríe en muy poco tiempo, un par de minutos por lado, aunque también dependerá de qué queso estemos usando: cuanto más fundente, menos tiempo le hará falta. Una vez listo, hay que ponerlo sobre un papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
Calentito y en compañía
El queso frito se sirve calentito, y se puede acompañar con salsas. Se puede utilizar alioli, tomate, tártara, miel y mostaza, barbacoa, mayonesa, chutney, mermelada de frutos rojos, o de pimiento o de tomate… Una buena idea para una reunión es colocar varios cuencos alrededor del queso frito para poder ir probando los diferentes acompañamientos.