Amura Multibar viene a sustituir a El Campanario, un establecimiento que combina el freidor con una oferta basada en los productos de Puerto Real.

 

La cafetería El Campanario de Puerto Real se ha transformado en Amura, un multibar que combina dos conceptos: el freidor y la «slow food» o comida lenta hecha con productos puertorrealeños.

Al frente del nuevo proyecto están tres socios; dos de ellos se encargarán del día a día del local: Miguel Muñoz se hace cargo de la cocina y José María Camilleri, su primo y «mano derecha», de la sala. El primero ya estuvo al frente de los fogones de El Lucero del Muelle de Cádiz y el segundo trabajaba como camarero en El Jardín de Canalejas de Puerto Real.

Amura viene a reflejar la experiencia vital del cocinero desde el propio nombre. La amura es una parte del barco, son las curvas que nacen de la proa. Era justo el sitio preferido de Miguel para colocarse cuando era pequeño y salía a pescar con su padre, y justo donde su padre no le dejaba estar. Además, antes de cocinero, Miguel fue pescadero y tuvo un puesto en el mercado de abastos. Y será el pescado uno de los grandes protagonistas del nuevo negocio.

Miguel Muñoz, en su etapa en El Lucero de Cádiz.

La renovación realizada al local ha incluido la creación de una zona de freidor -que define como «la street food gaditana»-, donde se pueden comprar las frituras para tomarlas allí mismo o para llevar. No se venden al peso, como es habitual, sino en medias raciones. Además de las tradicionales, hay algunas innovaciones, como los churros de gallo que ya servía El Lucero, o algunas elaboraciones en tempura. También servirán croquetas elaboradas en el establecimiento en busca de una nueva versión del freidor hecha «con cariño».

Con respecto al resto de la carta, presentan una oferta que «va a ser prácticamente única, muy de Puerto Real», y perteneciente a la corriente denominada «slow food». Los chocos, las anguilas y más pescados de la zona, pescados por su padre Juan Antonio; las verduras de la zona, y también los piñones para elaborar perdiz a la piñonera, y los conejos de campo para realizar el arroz.

El cocinero defiende el uso de pescados menos populares, como las vailas, y habla de la calidad de los pescados que se capturan en su municipio: en el libro de Ángel León leyó que los chocos de la zona eran sus favoritos… y cayó en la cuenta de que «eran los chocos que le vendía yo años antes cuando tenía la pescadería».

Los platos serán tradicionales, aunque con un toque más novedoso en el emplatado, «buen producto, buenas técnicas para cocinar y un buen acompañamiento», explica. La carta será corta porque primarán las sugerencias del día, con los productos de temporada.

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