Han querido reconocer a José Caballero su esfuerzo continuado en la promoción de Jerez como destino turístico. Fue de los primeros en hacer los garbanzos con langostinos.

 

El Clúster Turístico Destino Jerez ha otorgado sus reconocimientos turísticos 2019 al empresario José Caballero Nuño del Bodegón Rociero La Blanca Paloma y al Obispado de Asidonia-Jerez.

Estos reconocimientos se otorgan por segunda vez, con el objetivo de agradecer y hacer visibles a las personas y entidades que, con su compromiso y responsabilidad, se esfuerzan en convertir a Jerez en un destino turístico sostenible y de calidad, según explican. Al fundador y propietario de La Blanca Paloma -en la imagen con su hijo José David- le reconocen por su esfuerzo continuado en la promoción de Jerez como destino turístico. «La labor de promoción turística de Pepe Caballero impresiona a cualquier profesional del sector, con más de 4.000 agencias de viajes visitadas personalmente y su asistencia activa a la práctica totalidad de las ferias de turismo nacionales e internacionales en las que la provincia de Cádiz tiene presencia desde hace 20 años», explica la entidad.

Al empresario se le atribuye la creación del exitoso potaje de garbanzos con langostinos. Comenzó  hacer la receta en 1992, poco después de abrir. Un cliente le llegó a Pepe comentándole que había comido un plato de garbanzos con langostinos en el Bar Monje que le había encantado. Pepe se planteó entonces hacer su propia versión, pero transformándolo en potaje ya que la versión del Bar Monje era un salteado de garbanzos con langostinos hechos al ajillo. Así hizo un potaje de garbanzos y le añadió como caldo el agua de hervir las cáscaras y cabezas de los langostinos, lo que le aporta mucho sabor. Puedes ver la receta completa aquí.

El restaurante la Blanca Paloma está en la carretera de Jerez a Trebujena, en el kilómetro 2,5 (Cañada del Moro). Sus teléfonos son el 956314750 y el 609117270. Abren todos los días. Se trata de un sitio de grandes dimensiones, con capacidad para más de 600 personas. Está especialmente enfocado a las celebraciones y al turismo ya que acuden a él numerosas excursiones concertadas que asisten, además de la comida, a espectáculos de flamenco, o incluso a un espectáculo ecuestre. Ofrecen paellas, mariscadas o guisos tradicionales como los garbanzos con langostinos o unas judías blancas guisadas con chorizo. Otra característica del local es que cada día, a las doce de la noche, se canta la salve rociera. De hecho el salón principal del establecimiento está presidido por una especie de altar dedicado a la Virgen, con un gran cuadro de ella, y la fachada es una réplica de la ermita onubense. El local comenzó como un mosto, en un pequeño salón en el precisamente se canta la salve y situado junto a otra estancia decorada con aperos de labranza. El establecimiento sigue conservando costumbres de los mostos. Así en temporada tiene este peculiar vino joven, que aún no ha terminado de hacerse, y se acompaña del plato tradicional para esta bebida, el ajocaliente.

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