Una asociación que lucha por la integración laboral de mujeres ha comenzado a comercializar este trabajoso dulce en su versión más casera.
Cuando en Jimena las mujeres decían que iban a hacer piñonate, querían decir que iban a echar el día entero haciendo piñonate. El dulce es engorroso de hacer pero tiene la ventaja de que dura meses, por lo que ese día de reclusión con olor a canela, clavos y matalahúva cundía mucho; hacían cantidad, lo que iban a necesitar para todas las Navidades, que es cuando la tradición manda comerlos.
Ni que decir tiene que cada vez hay menos gente que elabora en casa este antiguo postre que parece hundir sus raíces en la tradición andalusí. Sí quedan pastelerías que las venden en la propia localidad, aunque la fórmula no es exactamente la misma que en las casas. Ahora, un grupo de mujeres ha decidido recuperar esa antigua receta, que mide los ingredientes en huevos en lugar de en kilos o litros y que implica hacer churros, partirlos y hasta prensarlos con una maza-
Las trabajadoras de la asociación, con las furgonetas con las que realizan el reparto.
El origen de esta recuperación hay que buscarlo en una iniciativa social, la de la Fundación de Mujeres El Despertar, que lleva desde abril del 95 tratando de mejorar las expectativas laborales de las mujeres rurales del Campo de Gibraltar a través de la formación y de la creación de servicios como guarderías. Fue la Fundación la que, en 2010, puso en marcha un servicio de catering que desde 2013 gestiona la asociación El Avío, perteneciente a la federación.
En el Avío, según explica su presidenta, Patricia Sánchez Sánchez, trabajan trece mujeres de todas las edades. En la antigua Lonja Micológica, elaboran bajo el asesoramiento de un nutricionista menús para las guarderías y platos para servir a mayores a domicilio que se adaptan a sus necesidades.
La labor dejaba libres sus cocinas por las tardes, por lo que pensaron en cómo aprovechar lo que tenían y, si había suerte, crear un par de puestos de trabajo más. Por eso, y porque echaban de menos el sabor de los piñonates elaborados en casa, decidieron rescatar las antiguas recetas de madres y abuelas y ponerse manos a la obra. Eso sí: le han dado un toque nuevo, más moderno, en la presentación.
Los piñonates se hacen artesanalmente siguiendo la receta de toda la vida. Todas las fotos han sido cedidas por El Avío.
La recuperación comenzó poniendo en común las recetas que tenían en casa y, más difícil aún, pasándolas a las medidas habituales. Eso de utilizar los huevos como vasos medidores puede ser muy tradicional, pero poco funcional. Han estandarizado la receta, y han cambiado algo el aspecto final. Normalmente, el dulce es cuadrado, la forma que le da el molde en el que se prensa. Ellas diferencian el suyo con una forma rectangular, más cómoda de cortar en porciones individuales, y decorándolos con bandas hechas con algunos de los ingredientes de la receta. Han querido darle un toque más elegante y minimalista, explica Patricia.
La nueva presentación.
La idea inicial era presentar el nuevo producto para las pasadas Navidades, pero no ha podido ser. Los nuevos piñonates llegaron con la primavera, y aún no se ha desarrollado totalmente su comercialización, por lo que quedan como tareas pendientes para el futuro la puesta en marcha de una página web donde se puedan adquirir, por ejemplo. De momento, se pueden comprar en la gasolinera Los Ángeles de Jimena (carretera de Algeciras 13), o pedirlos directamente en El Avío. Su precio es de 10 euros el medio kilo.
Explica Patricia que ya han recibido encargos, sobre todo de gente del pueblo que vive fuera. A diferencia del servicio de comida para guarderías o personas mayores, que desarrollan en el Campo de Gibraltar, los duraderos piñonates de Jimena se pueden enviar donde haga falta. Sólo hay que contactar con la asociación a través de su teléfono, que es el 636929189. La sede de la entidad y sus cocinas están en la avenida de los Deportes, 67.
¿Quieres saber cómo se hace un piñonate de Jimena? La receta, aquí.
Y aquí, una guía para conocer la localidad en doce horas.
