La cafetería Bongout consigue el premio al Mejor Café Espresso en el X Campeonato de baristas de Andalucía. La fórmula premiada se puede probar en el establecimiento, también con leche o en capuccino

 

El barista es, dicho en pocas palabras, un jartible del café. Una persona capaz de distinguir los diferentes tipos de café y de ser cómo se elabora cada uno para después poder potenciar al máximo su sabor. Trabaja con granos de alta calidad, con varios tipos de leches, esencias, licores… Tener en cuenta todas las características del agua que se va a emplear en la infusión y sabe que hervir la leche es pecado (al menos eso dice la Wikipedia). «Para ser un buen barista se necesita mucha experiencia teórica y práctica», aseguran en esta enciclopedia. El barista se encarga de la presentación del café, y si encima hace dibujitos en la superficie, es que además sabe ejecutar el denominado Arte del Latte.

Los baristas hacen competencias internacionales en las que prueban quién hace el mejor café. En Andalucía también hay una, cuya categoría al mejor expreso acaba de ganar un isleño. José Luis Marín, gerente de la cafetería  Bongout. Siete baristas compitieron en la Escuela de Hostelería de Sevilla el pasado 30 de octubre. Realizaron un ejercicio de dieciséis minutos en los que cada  profesional preparó cuatro espressos, dos capuchinos y dos cócteles. A partir de ahí, un jurado compuesto por dos jueces sensoriales que evalúan la cata, otros dos de control encargados de valorar la técnica y un juez líder, valoraron la labor de cada uno.

El primer premio del X Campeonato de Baristas de Andalucía organizado por el Fórum Cultural del Café, que convierte al ganador en representante andaluz del concurso nacional de baristas, fue para un cordobés de Pedro Abad, Melchor Bollero. También se llevó también el precio a la Mejor Bebida de especialidad con un combinado a base de café de Colombia, amaretto, anís y puré de coco entre otros ingredientes, que cocinó hasta conseguir una especie de leche merengada con café que ha servido en el interior de una esfera de chocolate, en el interior de un cofre.

El segundo premio fue para Diego Angel Cuadra y el tercero a Manuel Castilla. Pero el mejor expresso tiene denominación de origen gaditana. José Luis Martín regenta desde hace ocho años la cafetería Bongout, en el número 45 de la calle San Rafael. En el logro de este premio, cuenta el barista isleño, “tiene mucho que ver el primer paso, que empieza por la selección del café que presentamos en el campeonato”. En este caso, se decantó por un café de El Salvador, de la región de Ataco, que se cultiva en la finca Himalaya y que, reconoce, valoró por sus propiedades organolépticas como el sabor, cuerpo, aroma y dulzor. Además de acertar en la elección de la materia prima, Martín ha pasado los últimos cinco meses entrenando la técnica, la forma de servir y la limpieza en la preparación y presentación de su café. Para ello ha contado con la esponsorización de Cafento y las directrices de su trainer, Javier Moya, un cordobés que ya fue campeón de Andalucía en sus orígenes como barista.

Tras recibir el galardón, José Luis Martín dijo sentirse “orgulloso de poder representar a Andalucía” y aseguró que es “un honor poder presumir de que la cafetería Bongout sirve el mejor espresso de nuestra tierra”. Martín se define como un “apasionado del café que disfruta cada día de su trabajo”, lo que le “impulsa a mantener una formación continua en su profesión para mejorar y mantenerse continuamente innovando” en los productos que sirve en su negocio.

El espresso, llamado Café del Salvador, se puede probar en este cafetería isleña a 1,50 euros. Para los que no se atrevan con este formato, se sirve también acompañado con leche y en formato capuccino, y que «también son excelentes». José Luis da unos consejos para catar un buen café. En primer lugar hay que dejar que baje un poco la temperatura y probarlo sin añadirle azúcar. Después se remueve un poco y se prueba por segunda vez. Ya después si se quiere, se le puede poner el azúcar, aunque lo ideal es tomarlo sin él. El café utilizado, cien por cien arábiga, no es amargo, sino más bien ácido, y se disfruta plenamente sin añadirle nada de dulzor, explica.

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