La familia Fuentes mantiene la tradición panadera desde hace generaciones

La saga de panaderos de los Fuentes se remonta hasta los tatarabuelos de la actual generación, que vivían en la localidad sevillana de El Coronil y ya vivían de hacer y vender este producto. Algunos de sus hijos emigraron a otros pueblos y abrieron otras panaderías. Fue el caso de Pepe, que acabó en Villamartín. Allí se hizo con el traspaso de una panadería ya existente en el año 45. Después, serían dos hijos los que se encargarían del negocio. Y desde el año 99, la nieta, Isabel Fuentes Orozco, es quien lo regenta junto a su marido Francisco Villar.
En este negocio familiar, Panadería Isabel Fuentes, la tradición sigue vigente, según explica Francisco. La masa madre, el fermento natural y vivo que se utiliza en los panes hechos a la antigua usanza, es masa ‘abuela’, porque viene heredada de la anterior generación. Las masas madres se van alimentando y renovando cada día partiendo de una ya existente. Esta no ha dejado de producir pan ni un sólo día.
En eta panadería se sigue haciendo el pan y amasando de forma artesanal. Tienen pan blanco, de molde, moreno, molletes, panes de espelta, zollaos (con una harina menos refinada), integrales «de verdad», gallego… y la estrella de la casa: un pan cateto que sólo se hace los jueves y los domingos. Se trata de un pan que sólo lleva harina, agua, sal y masa madre, y que se deja fermentar toda la noche. Ni siquiera se acelera el proceso con un poco de levadura.
Para elaborar los panes cuentan con un horno de cerámica refractaria alimentado con un combustible a base de corteza de trigo.
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