Dos nuevos proyectos de viñedos en la zona se suman a los ya existentes: Etú y Sancha Pérez. El catedrático y ex presidente de Abengoa José Domínguez Abascal promueve uno de los futuros viñedos.

Ute Mergner y Hans Nerlinger comenzaron a 2003 a luchar contra la humedad de La Janda para conseguir, seis años más tarde, los primeros vinos. Década y media después, Mergner explica que no es fácil, pero el resultado merece la pena. Al igual que lo mereció la idea de recuperar una uva roteña, la tintilla. Más bodegas la han incorporado después en sus vinos.
Ahora Etú Vinos, la bodega pionera de La Janda, produce cuatro vinos. Son Sonrisa blanco -sauvingnon blanc- (15.70 botellas), Sonrisa Tinto (2.700 botellas; las variedades de uva son tintilla, cabernet sauvingnon, merlot y syrha); Son, un tinto de tintilla (90%) y merlot del que produce 420 botellas, y el Rosado (90% syrah, 10% tintilla de Rota), con una producción de 760 botellas. Los vinos, explica, cada año son mejores y se adaptan mejor a los gustos de la gente.
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Etú está en Vejer. Entre Vejer y Conil está el otro proyecto consolidado de La Janda: Sancha Pérez. A finales del año pasado, Ramón Iglesias se hacia con un tren de embotellado para hacer frente a una producción creciente (más información sobre la producción y los vinos aquí). No lo tuvo fácil. Iglesias heredó la finca Sancha Pérez, 17 hectáreas de secano entre Conil y Vejer, y decidió crear una bodega y almazara ecológicas. En 2008 plantó 1.800 olivos y 10.000 cepas y obtuvo la licencia para una nave de uso agrícola con la intención de adecuarla posteriormente a la producción. La alucinante odisea para conseguir todas las licencias e iniciar la actividad fue noticia hasta en El País. Pero lo consiguió. Este ingeniero buscaba cambiar lo que había. Crear un espacio nuevo, introducir la industria de transformación en la zona. No sólo tiene bodegas y videños, sino también una almazara que le está dando muchos momentos de alegría. Y es que ya hay cerca de personas que llevan sus aceitunas para obtener su aceite, y gracias a esta se están recuperando olivos en la zona que habían caído en el olvido, que estaban abandonados, y se están plantando otros nuevos. Iglesias habla entusiasmado de este cambio que él mismo ha generado: pensaba que haría falta más tiempo para ver algún resultado.

Además, estas dos primeras inciativas ya tienen seguidores. Un hostelero de la zona ya plató sus viñedos el año pasado, y tiene previsto plantar más el próximo año. Y Sáncha Pérez tienen ahora un vecino, que también dedicará la parcelas a los viñedos e incluso está dispuesta a encargarle la vinificación a Iglesias. Se trata nada menos que de José Domínguez Abascal, actualmente catedrático en Boston y más conocido por haber presidido la empresa Abengoa (ver curriculum aquí), y explica Iglesias que este año tiene previsto sembrar los primeros viñedos.
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Quiero probar los distintos sabores de un jamón