El establecimiento se funda a principios del siglo XX cuando las bodegas Barón de Sanlúcar deciden abrir despacho de vinos en Cádiz. Los últimos hallazgos señalan que fue en concreto el 13 de julio de 1932 (más información aquí). En 1942, José García Harana, abuelo del actual propietario, se hace cargo del establecimiento manteniendo la actividad de vender vinos de Sanlúcar. A los pocos años, al morir José, su hijo, Miguel García Gómez, se hace cargo de la taberna llevándola a la fama por la pulcritud tanto de él como del establecimiento y la calidad de sus vinos. En 1992, don Miguel, como se le conoce en la ciudad, se jubila y la labor la continúa su hijo José García Romero que ha mantenido su espíritu y la misma calidad de los vinos. Más información sobre la historia de La Manzanilla, aquí.
Es una taberna que roza ya la condición de museo por la riqueza de sus vinos y la colección de botellas de que dispone. El establecimiento, a pesar de la antigüedad de su mobiliario, se mantiene en perfecto estado de revista gracias a la permanente atención de José García que se encarga del despacho. Tiene una barra, tras la que están las botas y un salón donde sentarse a disfrutar de la estancia. Sólo hay vino, ni cerveza, ni refrescos, sólo vinos de la denominación de origen Jerez y Manzanilla y cuyas copas se sirven acompañadas de dos aceitunas rellenas de anchoa para descansar el paladar. La manzanilla se puede tomar en los típicos “gorriones”, el vaso característico que se usa en Sanlúcar para tomar el vino y ya hoy difícil de encontrar. Además de beber el vino en la taberna, también se puede comprar por botellas. Se trata de vinos “en rama” es decir directamente sacados de la bota, sin tratamiento para mantenerlos estabilizados en la botella. Esto hace mejorar su sabor, aunque acorta la vida del vino.
En su página web, la taberna ofrece toda una colección de recetas con jereces y manzanillas de Elvira Romero, la esposa de Miguel Gómez. (Pulsar aquí para verlas).
La manzanilla en rama, el amontillado viejo, el oloroso seco, el mosto y el Pedro Ximénez
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