Aunque su nombre está en inglés se definen como un freidor tradicional, de toda la vida. La iniciativa es de María Dolores Patiño. La idea según explica Lola, fue de su marido, que buscaba un negocio que le sirva como alternativa al que tiene actualmente. Después de darle muchas vueltas optaron por abrir un negocio que no existe en el Puerto de Santa María: un freidor. Será el único de El Puerto desde que cerró el último que quedaba, hace ya años. El sitio cerró en la primera mitad del 2020. Desde finales de agosto de 2020, en el mismo local, funciona otra freiduría con el nombre de Pescaito Frito Calle Luna, puesto en marcha por la misma empresa que tiene «Pescaito Frito El Tejar en la misma ciudad.

El nombre se lo pusieron en inglés al estilo de los existentes en Barcelona. Se trata de un pequeño establecimiento situado en la calle Luna, en el centro del El Puerto. Allí sirven cartuchos”de los de toda la vida” con el pescado frito. También tienen las que denominan ‘croquetas de mar’ qué son caseras, hechas por Lola. Las hay de salmón con roquefort, de langostino o gambas al ajillo, de mejillones, de merluza o de chipirones en su tinta. Otras croquetas, las de la abuela Agustina, son de carne picada. Además, tienen ortiguillas y tortillitas de camarones, patatas caseras con tres salsas (Roquefort, brava y kebab). Hay menús individuales, familiares e infantiles.
Entre los planes para un futuro próximo está realizar repartos a domicilios y buscar un bar que colabore con ellos para que los clientes se puedan sentar a degustar sus cartuchos de pescado o sus croquetas.

«Se ha tratado de recuperar el freidor de toda la vida que todos los portuenses conocimos y añoramos. Recuperar la esencia y la cercanía con el público, fusionando lo antiguo y tradicional con algo moderno y actual. Recuperar algo que formaba parte de la cultura y tradición portuense», explican los emprendedores.