Establecimiento de esos que en todas las guías te recomiendan visitar por su solera. El lugar, barra y un salón comedor,  es inigualable, con las paredes llenas de fotos antiguas. En lo gastronómico destaca el desayuno con un bocadillo de pringá que es todo un clásico en la ciudad. Luego tapeo con menudo, la carne en salsa, la carne en tomate, los riñones al Jerez, las costillitas en adobo, las mollejas en salsa y el rabo de toro. A esto, tras la última remodelación, le han añadido tapas frías y algunas otras tapas que van cambiando cada día a modo de sugerencias.

Antonio Roldán Saborido lo abrió en la década de los 50. Era un gran aficionado a los toros y por eso le puso ese nombre. Antonio murió a los pocos años y la familia dejó el establecimiento en manos de uno de sus mejores amigos, Luis Lara Carpio (Luis de Pacote) que lo mantuvo intacto. A Luis le sucedieron sus hijos Rafael, Luis y Luisa que lo regentaron hasta septiembre de 2015, cuando se ha hecho cargo en solitario Manolo Lara, otro de los hijos de Luis de Pacote, que lo ha sometido a una importante remodelación (más información aquí). El sitio cerró en 2022.

Aquí la historia de El Volapié.