Noventa años de El Pasaje dejan mucho que contar: el establecimiento fue pionero en ofrecer música en directo, ha visto crecer un paseo marítimo y desviarse un río, y ha tenido una barca atracada por accidente en su sala.

 

«Es como todo era antes de que la gente lo estropeara. Una playa maravillosa, gente agradable, pueblos de estilo árabe y buenos pescadores…» Este es el Conil que encontró el escritor Hemingway en el 59, a su paso por la localidad para «comprar tierras» acompañado del torero Antonio Ordoñez, y así se lo describe a su hijo Patrick en una carta. Esa «playa maravillosa» es la de los Bateles y la contemplaba, al atardecer y sentado junto al diestro en la terraza de El Pasaje, que ahora cumple 90 años y mil historias.

El fundador, Diego Sánchez.

El fundador, Diego Sánchez.

Que Manuel Sánchez sepa, este es el restaurante más antiguo que sigue abierto en Conil. Lo fundó su abuelo Diego Sánchez Moreno en el año 29, en un barracón sin agua ni luz, cuando allí nada más que había playa y el río Salado corría a su vera. Lo llamó El Pasaje, el mismo nombre que ya tenía otro bar de su propiedad situado muy cerca y que acabó cerrando. El establecimiento siempre ha estado regentado por la misma familia, salvo durante los años de la República, que estuvo alquilado.

Poco a poco, y medida que la sociedad cambiaba, lo hacía el bar. Se puede decir que el Paseo Marítimo se construyó entorno a este lugar, porque era prácticamente lo único que había. Al pueblecito de pescadores descrito por el escritor americano que se convirtió en cliente de Diego fueron llegando los primeros turistas de tierra adentro y llegó la música a El Pasaje. Fueron pioneros en hacer un bar con pista de baile, un equipo de sonido e incluso música en directo: para ello crearon el grupo Los Trafles. De esta manera, en los años 60 consiguieron convertirse en un referente de la juventud de la zona, que acudían atraídos por la música en directo y la de la música de moda que reproducía la sinfonola que aún se conserva. Después llegaron los turistas extranjeros, en los años 70, y hasta el día de hoy, en el que su presencia -especialmente la de alemanes- es ya algo cotidiano y la carta está en tres idiomas. A los primeros que llegaron, los atendían por señas.

La zona, en los años 40.

La zona, en los años 40.

Durante los noventa años de historia, incluso ha cambiado el paisaje que rodea al establecimiento, porque en los cincuenta el Salado «rompió boca» y cambió el lugar de su desembocadura. Antes de eso, había una especie de muelle junto a El Pasaje: en una ocasión, uno de los barcos que permanecían allí se soltó, rompió la pared del bar… y acabó en medio de la sala.

Del vino a la cerveza

El Pasaje ha sido testigo también de los cambios en los gustos gastronómicos. Hace décadas, había que llenar cada día el barril de Fino, y ahora vale con una vez a la semana. Y en los años 50, para la Feria de Conil, bastaba con una dos cajas de cervezas para hacer frente a la demanda. Las preferencias han cambiado, y el establecimiento se ha ido adaptando. Siempre han ofrecido la gastronomía tradicional de Conil, pero hace quince años empezaron a unir esta oferta a otra más vanguardista. Ahora es el jefe de cocina José Manuel Vela quien se encarga de elaborar nuevas recetas, en las que el atún tiene una gran importancia.

La tarta conmemorativa.

La tarta conmemorativa.

La celebración

El Pasaje ha celebrado recientemente una fiesta con familiares, amigos… para celebrar el aniversario. Han creado una imagen conmemorativa que permanecerá en el bar junto a otras imágenes para el recuerdo y el sinfonola que aunque no se use, aún funciona. A este homenaje se une el que hace algún tiempo hicieron a los componentes del grupo de música Los Trafles.

 

Dirección, teléfono y más datos sobre el establecimiento, aquí.

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