Un grupo de restaurantes surgido en los últimos años en el centro de la población está ofreciendo una cocina diferente que atrae cada día a más público

 

Paco Rubio, 49 años, y su esposa, Cristina Ortiz, 48. Decidieron en el año 2009 huir del mundanal ruido de Madrid y venirse a Benalup. Conocían bien la población porque tienen familia en ella y decidieron poner en marcha un bar con el que poder reencauzar sus vidas. Le llamaron «El Cafelito» y «queríamos que fuera algo diferente a lo que había para así atraer público».

«Dijeron que estabamos locos cuando vieron nuestra carta». Nos alejabamoa de la berza y los guisos de cuchara de la zona, «pero no lo haciamos porque no nos guste, sino porque considerabamos que teniamos que poner algo diferente». Diez años después el Cafelito funciona a la perfección y sus dos plantas, con dos terrazas, con capacidad para unas 60 personas se llena los fines de semana.

La terraza de El Cafelito. Foto: Cedida por el establecimiento.

Ahora, han decidido también innovar en otro campo en el que Benalup es también lider, lo de los desayunos. Así los fines de semana ofrecen empezar el día al estilo inglés con un plato con un guiso de frijolesy  huevos revueltos o tomar unas tortillas rellenas de salmón y queso, unos creps o unos gofres con chocolate y caramelo. También hay la versión «atrevidos» con el «alzamuertos» un desayuno a base de huevos rotos, chorizo, patatas fritas, jamón y pan ma mojá.

Aquí se pueden ver las cartas de desayunos y de tapeo de El Cafelito

Desayunos

Tapeo

La carta de tapeo de El Cafelito llamá la atención. Paco Rubio señala que «hacemos muchos cambios. Nos gusta innovar». Paco se ocupa de atender a los clientes y Cristina está en la cocina. La oferta recuerda a la de los gastrobares con propuestas como una ensaladilla de pulpo que hacen con patatas violetas o unos tacos de atún con mayonesa de ajo negro.

Rubio señala que prestan mucha atención a los productos de temporada. Ahora tendremos una carta especial con setas. De hecho participarán en la ruta que tendrá lugar el fin de semana del 6 a 8 de diciembre en la localidad o también cuentan con una carta especial de atún rojo cuando llega la temporada. Cuando pase la Navidad quieren también recuperar una actividad que han realizado con éxito en los últimos años, un día de la semana que dedican a los pinchos vascos.

La Fábrica, un asador de referencia en la provincia

Pero si hay un proyecto que ha destacado en la ciudad en los últimos años es el restaurante La Fábrica puesto en marcha por Juan Alfonso Pérez Marquez. Fue nueve años camarero en el hotel Fair Play, un hotel de lujo situado en las afueras de la localidad, y después, en el año 2013 decidió arriesgarse por su cuenta y montar un restaurante de dos plantas en el centro, aprovechando el edificio de una finca donde estuvieron unas oficinas de la compañía de la luz. El local está decorado con gusto, con piedra vista y en la planta alta hay una terraza con estupendas vistas. Se come a base de platos para compartir, aunque el establecimiento ha ido virando poco a poco a restaurante de producto, especialmente en lo que se refiere a las carnes.

La Fábrica se ha convertido en un asador de referencia en la provincia de Cádiz. De hecho suelen tener en carta varios tipos de vacuno y ofrecido en cortes diferentes. La carta tiene platos de fusión, sobre todo con la cocina oriental y las presentaciones están muy cuidadas. Cuidan también la oferta de vinos y los postres los elaboran ellos mismos.

Aunque las mesas no están vestidas con manteles si cuidan mucho el servicio al cliente y la vajilla.

Restaurante Tato

En esta misma línea de excelencia quiere colocarse el restaurante  Tato. Abrieron en el año 2017. Al frente Manuel Alfonso Vela Sánchez, un veterano hostelero de 53 años con experiencia y tradición familiar en el sector. Todos le conocen como Tato y es hijo de Alfonso Vela, «Alfonsito el del bar Pérez», que se hizo famoso por su establecimiento, considerado el más antiguo de la localidad. 

Tato ha aprovechado el inmueble de un antiguo hostal familiar y del antiguo bar para montar un pequeño restaurante con encanto, el restaurante Tato. Está en la calle Alta en el centro y llama la atención un patio interior con mucha vegetación, de esos sitios para relajarse en una nochecita de verano.

Patio interior del restaurante Tato. Foto: Cosasdecome

La clave del negocio se llama Dolores, Dolores González Alfaro de 53 años. Está finalizando sus estudios de Cocina en Barbate. Aprendió todo lo que hay que saber de los guisos antiguos de su suegra, Ana Sánchez Rodríguez que fue la cocinera del Bar Pérez y también de su madre Pepa Alfaro.

La estrella de la casa, «la perolá», es una receta familiar. Es una variante del almuerzo campero un guiso de La Janda de esos contundentes en los que se guisa la carne y la «gandinga» del cochino en manteca colorá «adornada» con especias. Se suele acompañar de papas fritas y eso resucita a cualquiera.

Dolores hace una versión renovada y más ligera. Le quita el higado, aunque si mantiene el guiso en manteca colorá. Con la perolá hacen un revuelto con patatas y huevos fritos y la sirven también en salsa con su fritá correspondiente. También es posible pedir por encargo pollo de campo con arroz y no faltan ni las croquetas del puchero ni la carne al toro o algún cocido fuera de carta.

Dolores González y Tato Vela en el patio del establecimiento. Foto: Cosasdecome

Pero junto a eso el establecimiento trata de ofrecer una carta «más de ciudad» con paté de cabracho, ensaladilla de gambas o una pasta negra que elaboran ellos mismos añadiendo tinta de calamar y luego salteando las cintas con unas gambas al ajillo.

Destacan que «todo lo hacemos aquí, incluso los postres» y tratamos también de ofrecer cosas de temporada como el atún rojo o las setas.

Restaurante Casa Pepe

Otro clásico renovado es el restaurante Casa Pepe, situado también en pleno centro, en la calle don Manuel Sánchez, una plaza con encanto, situada junto a la carretera que cruza la población. Lo fundó Pepe  Candón allá por 1968 y fue el primer bar del pueblo donde se sirvieron tapas.

En noviembre de 2018 su hija Nuria se hizo cargo del establecimiento, después de que la familia lo hubiera tenido un tiempo alquilado. Nuria, 47 años y maestra de profesión, devolvió al local el nombre primitivo Casa Pepe y ha recuperado también muchas de las recetas de su madre, Maria Sánchez, la primera cocinera del establecimiento. María borda los caracoles, con los que Casa Pepe triunfó el pasado verano y también han cogido su receta para la ensaladilla de la casa, hecha con patata «estrujada, cuando todavía está caliente» ese es su truco señala orgullosa su hija. Lleva un poquito de atún, chicharitos y pimientos morrones y por lo alto, para decorar, un poquito de zanahoria.

El sitio ofrece desayunos y luego cocina tradicional. Hacen cocido de tagarninas o de la verdura que haya en temporada y otro de los platos que más lucen en la casa son las tagarninas esparragás. Ahora las combinarán con setas para la ruta que tendrá lugar en el puente de la Constitución. También tienen perdices y, si hay, zorzales. Ofrecen un menú del día a 9 euros. Nuria, que no ha querido que la tradición del bar de su padre se pierda, está muy contenta con la respuesta del público y vienen también muchos turistas atraidos por nuestra cocina de siempre.

El Jardín Prohibido

La cocina de siempre también la conocen bien Paco Benitez Marquez y Mari Carmen Gómez Macias. La familia de Paco regentó hace muchos años la Venta Mirabueno de la que estuvieron al frente algunos años Paco y Mari Carmen. La crisis les hizo dejar la hostelería pero en el año 2011 decidieron volver y se hicieron cargo de una especie de chalet situado en la calle Cantarranas, al comienzo de la carretera que va hacia Vejer.

El local tiene personalidad. Hay una terraza, luego una zona de barra con un comedor y luego un patio cubierto de cesped y que le da nombre al establecimiento.

Han logrado ya varios premios en las rutas de la tapa locales y la oferta gastronómica, a base de raciones y platos va desde lo más clásico hasta algún toque innovador. El Jardín Prohibido, el original nombre del establecimiento que se debe a un jardin situado junto al comedor del restaurante, ofrece platos como un tartar de atún o de salmón o un carpaccio de gambas. Lo más solicitado son las alcachofas al ajillo y la brocheta de rape y langostinos, pero también suelen tener al menos un guiso de cuchara diario.

En la ruta de sitios también figura El Almacén del Zahorí, un curioso bar situado a la entrada de la localidad, en la calle Albañiles, en un pequeño polígono comercial. Tiene chacinas, quesos y conservas pero también se puede tapear. El hotel Utopía, también tiene su propio restaurante.

En cuanto a la causa de este movimiento gastronómico, la mayoría de los hosteleros consideran que ha sido el incremento de la oferta hotelera la que ha traido esta cocina más innovadora ya que ello ha traido un público diferente. A ello hay que unir también la mayor llegada de visitantes los fines de semana que buscan también una oferta renovada.

También señalan que hay una «nueva generación de hosteleros» en la ciudad que apuesta por cosas diferentes.

Las direcciones (pincha sobre cada establecimiento para ver sus direcciones, teléfonos y más datos)

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